El 31 de diciembre de 1999, el Canal de Panamá pasó a manos panameñas, un momento que marcó un antes y un después en nuestra historia como nación. 25 años después, celebramos este hito con orgullo, recordando que el control de esta vía interoceánica no fue un regalo, sino el resultado de una lucha tenaz por la soberanía, la justicia y el derecho de decidir nuestro propio destino.
De la gesta de 1964 al 31 de diciembre de 1999
El camino hacia la soberanía no fue fácil. El 9 de enero de 1964, jóvenes panameños dieron sus vidas exigiendo que la bandera nacional ondeara en la Zona del Canal, un acto heroico que abrió el camino hacia la negociación de los Tratados Torrijos-Carter en 1977. Estos acuerdos, firmados por el general Omar Torrijos y el entonces presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, sellaron la fecha para la reversión del Canal a Panamá.
Esa gesta de 1964, conocida como el «Día de los mártires,» y el liderazgo visionario de Torrijos marcaron el inicio de un proceso que culminó con la entrega del Canal, transformándolo en un símbolo de nuestra capacidad de autogestión y prosperidad. Hoy, el Canal no solo es una fuente clave de ingresos para nuestro país, sino también un ejemplo de cómo un pueblo puede superar los retos del colonialismo y la intervención extranjera.
El legado de Jimmy Carter y la política actual
La reciente muerte del expresidente Jimmy Carter, a los 100 años, revive su papel crucial en la historia de Panamá. Aunque el 9 de enero será un día de duelo nacional en Estados Unidos por su sepelio, para los panameños esta fecha representa algo mucho más profundo: la memoria de aquellos mártires que se enfrentaron al imperialismo para abrir el camino hacia la soberanía total.
Sin embargo, no podemos ignorar las amenazas y tensiones recientes. Declaraciones como las del expresidente estadounidense Donald Trump, sugiriendo una posible recuperación del control del Canal por parte de Estados Unidos, han despertado nuevamente viejos temores. Es un recordatorio de que la lucha por nuestra independencia no termina, y que debemos estar vigilantes para proteger lo que con tanto sacrificio logramos.
El Canal, un testimonio de nuestra lealtad y amor por la patria
Hoy, al celebrar estos 25 años, honramos a quienes lucharon por nuestra soberanía, desde los estudiantes de 1964 hasta los líderes visionarios que negociaron los tratados. El Canal de Panamá, administrado por manos panameñas, es un símbolo de nuestra capacidad de superación, de nuestro amor por el país y de la lealtad a los valores de independencia y justicia.
Más allá de las celebraciones, estos 25 años nos llaman a reflexionar: ¿qué significa ser verdaderamente soberanos? Significa no solo proteger el Canal, sino también garantizar que sus beneficios lleguen a todos los panameños. Significa mantenernos unidos frente a cualquier intento de vulnerar nuestra independencia.
Hoy, Panamá sigue escribiendo su historia, y el Canal es testigo de nuestra resiliencia y capacidad. Porque no somos solo administradores de una vía interoceánica; somos herederos de una lucha y guardianes de un legado que seguirá siendo nuestra bandera de soberanía e independencia.
Panamá, 25 años después, más fuerte y más libre que nunca.