El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Democrático (PRD) presentará su renuncia en medio de una crisis interna que ha sacudido al partido desde las pasadas elecciones.
La dimisión, motivada por la presión de sectores críticos y la necesidad de renovar las estructuras del PRD, marca un punto crucial en la preparación para las elecciones de 2029.
Sin embargo, detrás de este gesto de renovación se esconde una compleja trama de intereses y pugnas internas que podrían definir el futuro de uno de los principales actores políticos de Panamá.
En los últimos años, el PRD ha enfrentado una creciente desconexión con su base electoral y críticas por haber perdido el rumbo ideológico que lo consolidó como una fuerza progresista en sus orígenes.
La falta de liderazgos fuertes y renovados, sumado a la incapacidad de adaptarse a un electorado más exigente y diverso, ha llevado a una situación de desgaste que el CEN no ha podido contener.
El desafío para el PRD ahora es monumental: redefinir su visión política, reconectar con una ciudadanía desencantada y recuperar la confianza de una militancia que se siente traicionada.
La renovación no puede ser meramente cosmética. Los movimientos dentro del partido y las figuras emergentes deberán demostrar un verdadero compromiso con las demandas de la sociedad panameña, que espera soluciones a problemas como la desigualdad, la corrupción y la falta de transparencia.