El primer día del padre Arístides Rodríguez Otero, de 58 años de edad, no fue de tranquilidad.
Agobiado por el proceso en que se encuentra por supuestos actos libidinosos en contra de su sobrino de cinco años de
edad, ahora se le suma la poca aceptación que tuvo su ingreso por parte de los internos de la cárcel de David.
Según se pudo conocer, el padre también sufre de diabetes, por lo que requiere de una atención especial.
Pero las interrogantes sobre este escándalo sexual aún no dejan de asombrar a los feligreses del distrito de Gualaca.
Elena González, creyente de la fe católica, explicó que si bien hay que dejar que la justicia trabaje y procure a través de las
evidencias acercarse a la verdad, los seres humanos no estamos facultados para dar por hecho algo. “Conocemos al padre y nos queda ese sinsabor, porque no es la magen que nos ofreció nunca ”, dijo.
“Le llamábamos el padre casamentero, porque siempre estaba tras las parejas para que legalizaran su unión y el hogar fuese bendecido por Dios; creía en la educación familiar”, recalcó.
Información tomada de la edición impresa de Mi Diario