Playa Venao, un paraíso reconocido internacionalmente por su ambiente relajado y multicultural, ha sido escenario de operativos migratorios recientes que han dejado un sabor amargo entre turistas y residentes extranjeros.
Aunque las autoridades argumentan que estas acciones son necesarias para «garantizar el orden migratorio», su impacto en una zona clave para el turismo panameño no puede pasarse por alto.
Los operativos han generado tensión en una comunidad acostumbrada a la convivencia pacífica entre locales y extranjeros, muchos de los cuales contribuyen significativamente a la economía local.
Testimonios de turistas y emprendedores señalan que la presencia repentina de agentes migratorios y revisiones en lugares públicos ha creado un ambiente de desconfianza que podría disuadir a futuros visitantes.
¿Se está sacrificando el turismo por un mensaje de orden?
Panamá se ha posicionado como un destino atractivo para expatriados y viajeros en busca de sol, surf y tranquilidad. Sin embargo, la ejecución de estos operativos en zonas turísticas plantea preguntas sobre la estrategia gubernamental: ¿Es este el lugar y el momento para imponer controles migratorios de forma tan visible? ¿Se está considerando el impacto económico y reputacional en regiones como Pedasí, que dependen en gran medida del turismo?
Turismo y control: ¿Un equilibrio necesario?
Aunque la migración ordenada es un objetivo legítimo, la forma en que se implementan estas medidas en destinos como Playa Venao puede tener consecuencias no deseadas. Un enfoque más coordinado, con campañas de información previas y mayor sensibilidad hacia el entorno turístico, podría evitar que el país pierda competitividad en un sector vital para su economía.
Por ahora, el llamado es a las autoridades para que reconsideren cómo, dónde y cuándo ejecutan estos operativos, garantizando que el «orden migratorio» no se convierta en un obstáculo para el desarrollo sostenible del turismo. Mientras tanto, Playa Venao espera no solo olas, sino también soluciones.
