Tras el indignante video que circula en redes sociales, donde se observa a una patrulla de la Policía Nacional atropellando a un perro en el sector de Los Caciques, Villa Lucre, el cuerpo policial ha emitido un comunicado ofreciendo disculpas por lo ocurrido.
El incidente, que tuvo lugar la noche del pasado 10 de octubre, ha generado una ola de críticas e indignación. Según la versión oficial, tras el accidente, las unidades policiales procedieron a rescatar al animal y trasladarlo a un centro veterinario para recibir atención inmediata. No obstante, lo que muestra el video cuenta una historia diferente, en la que parece evidente que los oficiales tuvieron tiempo suficiente para evitar el atropello.
El comunicado afirma que el perro, mascota de una estación de combustible cercana, está sano y a salvo, pero omite una autocrítica fundamental sobre la evidente falta de pericia al volante de un vehículo oficial.
La grabación (completa) revela que el animal estuvo frente al vehículo el tiempo suficiente para haber sido visto, lo que pone en duda la capacidad de los oficiales para operar un patrulla con la responsabilidad que el cargo demanda.
El incidente deja a la luz un patrón preocupante dentro de la Policía Nacional: la reacción a los escándalos solo llega cuando los hechos se vuelven virales.
A pesar de las disculpas, el comunicado no aborda la irresponsabilidad que muestra el video y, una vez más, las autoridades intentan controlar la narrativa sin rendir cuentas sobre lo que está mal.
Si esta es la forma en que actúan frente a un accidente visible, ¿qué pasa en los casos que no llegan a los ojos del público?