Yanibel Ábrego, presidenta electa del CD, tiene como meta poner al próximo presidente de Panamá

Yanibel Ábrego se consolidó ayer, 27 de octubre, como la nueva presidenta del partido Cambio Democrático (CD), tras una contundente victoria sobre su adversario, Roberto Henríquez.

El proceso electoral interno, que había generado grandes expectativas, culminó con una amplia ventaja para Ábrego, quien logró movilizar a las bases del partido en una jornada decisiva para el futuro del colectivo político.

Participaron 1,886 convencionales, de esos 1,122 votaron por la exdiputada Ábrego, mientras que 731 apoyaron a Roberto Henríquez.

La exdiputada asumirá el liderazgo de un partido que, en los últimos años, ha atravesado por divisiones y desafíos estratégicos, y ahora se enfrenta a la tarea de renovar su imagen y proyección política.

En sus primeras declaraciones tras conocer los resultados, Ábrego subrayó su compromiso con la unidad del partido y destacó la importancia de fortalecer el rol de Cambio Democrático en la escena política nacional. Hizo énfasis en la necesidad de dejar atrás las diferencias internas y trabajar en una agenda que responda a las expectativas de sus simpatizantes.

Según Ábrego, el CD bajo su liderazgo buscará convertirse en un partido que promueva propuestas concretas para el país, apelando a una política de mayor inclusión y representación de las distintas voces dentro de la organización, e incluso su meta es «llegar al 29 y poner al próximo presidente de este país».  

La victoria de Ábrego no solo redefine la estructura del CD, sino que también tiene implicaciones más amplias para el panorama político panameño, dado el peso que el partido mantiene en la Asamblea Nacional. Con su nuevo liderazgo, se espera que CD juegue un papel clave en la discusión de temas cruciales para el país, desde reformas estructurales hasta la participación en alianzas estratégicas dentro del órgano legislativo. Ábrego ha insistido en su intención de mantener una identidad propia para el partido, alejándose de influencias externas y posicionándose como una fuerza política con propuestas sólidas y autonomía.

El desafío ahora para Ábrego será consolidar la unidad interna y proyectar una visión clara que permita al partido recuperar su peso e influencia en la política nacional, especialmente tras un proceso electoral que, si bien le otorgó una victoria significativa, evidenció también la fragmentación y diversidad de intereses dentro del colectivo. Esta elección marca el inicio de una nueva etapa para Cambio Democrático, con Ábrego al frente de una organización que buscará definir su rol en un contexto político en constante cambio.

CD.
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